miércoles, 27 de julio de 2011

relaciones significativas


Como generar relaciones significativos
Todas las experiencias de la vida ya sean positivas o negativas están asociadas a personas, por esto es fundamental poder establecer relaciones significativas con nuestros semejantes.
Los jóvenes que vienen a nuestras parroquias, muchas veces están pasando por situaciones de aislamiento emocional, de falta de comunicación, de espacios de validación, y también de violencia. Por lo tanto es fundamental que los catequistas puedan conectarse emocionalmente con los jóvenes y establecer relaciones significativas con ellos, para así poder ser testimonio eficaz y tangible del Amor de Dios.
Jesús es un Maestro de relaciones humanas y la imagen del amor de Dios, por eso podemos aprender de el como conectarnos con nuestros semejantes
Como establecer una conexión:
1.        Contacto físico –caricias: El ministerio de Jesús estaba marcado por el contacto físico. Jesús se dejaba tocar y acariciar por la gente(hemorroisa, mujer pecadora) y como gesto de sanación imponía las manos, mete el dedo en la oreja para sanar un sordo, toca la lengua de un mudo y este empieza a hablar.
2.       Expresa emociones:  Jesús tiene libertad interior para expresar sus emociones, llora cuando su amigo lazaro muere, siente compasión por la personas que no tienen para comer
3.       Contacto visual: Una mirada directa simple y afectuosa a los ojos   también generan  una conexión. De lo contrario las miradas al piso, las que no son dirigidas a los ojos, generan distancia y desconfianza.
4.      Validar: Esto significa la aceptación incondicional del otro, por un lado supone responder afirmativamente con el cuerpo,con  las expresiones faciales y las palabras. Implica que cuando alguien nos comparte alguna experiencia, nuestra respuesta es receptiva, cariñosa y nunca descalificamos  o juzgamos las experiencias del prójimo.
5.       Hablar palabras de aliento y esperanza: Esto es sumamente importante, el libro de proverbios dice que: “la vida y la muerte están en nuestra lengua”, por esto nuestras palabras siempre tienen que infundir aliento y esperanza. Hablar en positivo acerca de las situaciones y las posibilidades  de las personas, aumentan la esperanza de un cambio positivo.


¿ Que cosechamos?
                                                                      
1.        Sanación física y emocional(autoestima): en muchos casos se a ha reportado que el contacto físico cariñoso, un personas enfermas reduce el dolor y en algunos casos lo elimina. También se ha comprobado científicamente que en las personas que han sufrido la ausencia de contacto físico cariñoso son mas propensas a y desarrollar conductas violentas y adictivas.
2.       Confianza: Este es un gran fruto de las sanas relaciones interpersonales, desarrollar confianza en uno mismo, en los demás, en el mundo y en Dios.
3.       Libera nuestro potencial:  Empiezan a desarrollarse y emerger nuestras potencialidades ocultas, nuestros talentos, se da en cada uno de nosotros la capacidad de alcanzar metas y logros.  


sábado, 23 de julio de 2011

Perdonar

Tres niveles  del perdón
El perdón, la capacidad de perdonar, es un signo de salud psíquica y madurez Cristiana.
En principio podemos enunciar frases erróneas con respecto al perdón: perdono pero no olvid0; Dios no perdona hasta que el otro no perdona;Perdona o Dios no te perdona;Yo no puedo perdonarte, que te perdone Dios;No soy Dios para perdonar;Eso no tiene perdón de Dios; Necesidad de pedir perdón constantemente;  Borrón y cuenta nueva;  No tengo nada que perdonarte;   No siento perdonar

De acuerdo con la Real Academia Española, las palabras perdón y perdonar provienen del prefijo latino per y del verbo latino donāre, que significan, respectivamente, "pasar, cruzar, adelante, pasar por encima de" y "donar, donación, regalo, obsequio, dar (si procede de la palabra donum, y "hasta que se cumpla el tiempo (estipulado)" (si procede de la palabradonec), lo cual implica la idea de una condonación, remisión, cese de una falta, ofensa, demanda, castigo, indignación o ira, eximiendo al culpable de una obligación, discrepancia o error.
Ademas podríamos decir que el perdón es un proceso, que requiere la acción de Dios y nuestra acción. Los errores mas  frecuentes, como las frases de arriba demuestran una gran confusión, podríamos decir que:


Perdonar no es olvidar, ya todo lo que vamos viviendo, desde la concepción hasta este momento, que grabado en nuestra memoria, por esto con la acción de perdón, lo que hacemos con la gracia de Dios, es liberar la carga emocional negativa que asociamos a un recuerdo doloroso. Por ej: mi Papa me insulto, me agredió psicológicamente, me dijo: “vos no servís, sos un tarado , un idiota, nunca vas a llegar a nada” o me Abando, no me dio amor, no me tuvo en cuenta, estos hecho y palabra nos hieren porque generan sentimientos negativos, odio, bronca, resentimiento, etc, cuando perdonamos esos sentimientos desaparecen y ya no nos duelen, pero el hecho no lo olvidamos.


 Perdonar no es negar, esto se convierte en una bomba que estalla con el tiempo, si se niegan las ofensas y las injusticias que se han cometido, no será posible perdonar. Es necesario poder recordar el hecho, los sentimientos, la tristeza, la rabia, vergüenza, para poder canalizar y expresar estos sentimientos y comenzar el proceso de perdón
Perdonar no es borrón y cuenta nueva, esto es hacer como si nada hubiese pasado. Es como los huevos revueltos, una ves que se rompieron no se pueden, volver a rehacer. Que todos sea nuevo exige confianza y esta no se genera solo con decir te perdono. En muchas ocasiones se puede dar el perdón, peor no se puede restaurar la situación que se vivía antes.

Los signos de que voy avanzando en el camino del perdón, es que se termina el deseo de venganza y el resentimiento. Cuando persisten los sentimientos negativos, significan que no se han expresado todos los sentimientos


Frutos que nos deja el perdón
·         Paz interior, gozo, alegría.
·         Salud emocional y física, muchas personan se sanan físicamente al poder perdonar
·         Profundización de la vida espiritual
·         Madurez humana

Niveles de perdón

1.- Perdonar a Dios:
Dios es perfecto y actúa siempre bien y con amor, hay que perdonarlo no porque Dios haya hecho el mal, sino por todas las cosas por las que lo hacemos culpable por ejemplo cuando decimos palabras como: "¿Por qué permites esto?", "¿Por qué a mi?", "¿Por qué te lo llevaste?". Este perdón es para nuestro propio bien, no hacemos a Dios un favor, sino que nos lo hacemos a nosotros mismos.

2.- Perdonar a quién nos ha hecho daño:
Perdonar a todo aquel o aquella quien en algún momento me ha lastimado, dañado, mentido o dado la espalda, traicionado, robado, ofendido, etcétera. Recordando aquello que nos dolió sin que ello nos duela, sin que abra de nuevo la herida. Que el recuerdo sea recuerdo y no dolor ni rencor.
Erróneamente se confunde el perdonar con el "olvidar", lo cual es un error pues un evento cuyo dolor es muy grande no se olvida, pero si se puede perdonar. Si se espera a olvidar algo para perdonar, se corre el riesgo de morir sin haber perdonado, porque borrar la memoria no es un acto deliberado e intencional y puede que nunca ocurra.
Perdonar es recordar sin que esa espada lastime nuevamente, y no sentir deseos de venganza, ira, o resentimiento con esa persona.

3.- Perdonarse a sí mismo:
Es muy común que con quienes somos menos condescendientes y mostramos menos misericordia es con nosotros mismos, muchas veces pedimos disculpas y somos perdonados, pero nos seguimos sintiendo culpables, es decir, seguimos sin autoperdonarnos y el perdón no se completa.
Este nivel del perdón es el más difícil de todos los niveles, porque conlleva a aceptar que como seres humanos, somos perfectibles pero no perfectos, tendemos a la perfección y somos llamados a la perfección, Jesucristo nos exhorta "Sed Perfectos" y nos otorga el Espíritu Santo para poderlo lograr sin embargo la conversión es un proceso, un caminar constante hacia la santidad y solo perdonándonos nos damos la oportunidad de recomenzar nuevamente el proceso de perfeccionarnos dia a dia hasta llegar a la altura del varón perfecto.